Las personas obsesivas necesitan creer que para cada pregunta hay una respuesta clara y específica, y una solución directa. Tienen miedo a cometer errores, a tomar una decisión equivocada. En general, no tienen autorregulación en el trabajo y se esmeran en tratar de mantener todo bajo control. Tienen inclinación a preocuparse, a dudar y suelen decodificar las diferencias en términos conflictivos. Es un adicto a pensar, cuya mente aguda e hiperactiva lo lleva con frecuencia a hundirse en el pantano de la tristeza y la cavilación. No puede parar.
Pero una de las peores cosas es que una personalidad obsesiva tiene muchas dificultades para disfrutar. Su implacable autocrítica neutraliza su capacidad de capitalizar y hasta de alegrarse por sus innegables logros. Siempre falta algo: nada es suficiente.
Pero una de las peores cosas es que una personalidad obsesiva tiene muchas dificultades para disfrutar. Su implacable autocrítica neutraliza su capacidad de capitalizar y hasta de alegrarse por sus innegables logros. Siempre falta algo: nada es suficiente.